Ultimo capítulo de la primera sesión de juego de Apocalypse World (De momento solo llevamos dos, así que no llevo tanto retraso como creía), y ya se empieza a ver que los personajes son un tanto atípicos para una partida de rol al uso... Personalmente me gusta mucho mi personaje, pero me cae un poco como el culo XD En fin... veremos en que desemboca todo esto. Y lo de siempre: cualquier critica será bien recibida y muy agradecida.
Capítulo V
Juegos mentales
No quiero hacer esto (si quiero) ¿por qué estoy haciendo esto? Esto está (bien) mal. Quiero hacerle (DAÑO) daño. Quiero (quiere) sentir (dolor) algo. ¡NO! ¡DETENTE! (No pares)... -La mente de Blues se encuentra fragmentada. Todos estos pensamientos se agolpan, caóticos, en su cabeza mientras rasga la camisa del endeble hombrecillo con sus fuertes manos. Él trata de oponer resistencia, pero lleva todas las de perder. Al fin y al cabo, gran parte del control que ella ejerce sobre su banda se debe a su fortaleza física.
Mientras fuerza al forastero a sentarse en una desvencijada silla, Blues apenas presta atención a su entorno. Sabe que están los dos solos, y en lo más profundo de su subconsciente, recuerda dónde están y como han llegado aquí, pero eso ahora no importa. La única idea clara que queda en su mente es que tiene que poseer a este hombre. tiene que poseerlo violentamente. Dejando salir su lado más salvaje. -Lo necesito, lo necesito, lo necesito... (Lo quiere) ¡HAZLE SUFRIR! (libérale)- Sus inconexos pensamientos se ven momentaneamente interrumpidos por el gemido (¿De dolor? ¿De placer?) que articula Marte cuando le desgarra el cuello de un mordisco. Blues saborea la sangre en sus labios. En ese momento en que las voces de su cabeza callan, Blues se da cuenta de que le está haciendo a él lo mismo que casi le hizo a ella al anterior líder de la banda. Aquello por lo que acabó separado de sus pelotas, con las que dio de comer a los coyotes.
Se dice a si misma que no va a seguir con esto, no puede seguir con esto o se odiará a sí misma, pero al mismo tiempo ve como su propia mano empuja con fuerza la cabeza de Marte contra el respaldo de la silla y se sienta a horcajadas sobre él. La ropa de ambos está desperdigada por el suelo de la habitación (¿Como ha llegado ahí?). Cuando -Al fin- lo tiene dentro de ella, siente -asco VERGÜENZA (placer)- cómo le crujen los delicados huesos a causa de sus salvajes embestidas. Aunque ve que su victima está haciendo grandes esfuerzos por no gritar, le agarra con ambas manos por su frágil cuello. Se da perfecta cuenta de que Marte apenas puede respirar y se estremece al darse cuenta de que la asfixia del hombrecillo le provoca placer. Marte boquea desesperádamente, intentando respirar, pero ella aprieta sus manos con fuerza intentando prolongar esa dulce sensación y entrecruza sus poderosas piernas con las de él para evitar sus espasmos. Pasa un buen rato hasta que aparta las manos (el cuello, ahora abotargado y cubierto de cardenales la excita aún más) y le tapa la boca con los jirones de una camisa destrozada (su camisa destrozada) para tener las manos libres. Nota como los últimos restos de autocontrol que aun conservaba se le escapan rápidamente y hace un esfuerzo sobrehumano por recomponerse, pero las voces -Libérate. (quiero que suplique) ¡DESTRÓZALO!- de su fragmentada psique son demasiado fuertes. Su mente sucumbe por fin a la locura y al placer y, al llegar al climax (nota como él llega también), cae en una indulgente negrura. Con los últimos retazos de consciencia, trata de recordar cómo ha llegado a esto...
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-... Parece que tenemos un rehén al que interrogar. -Dice Blues, un segundo antes de que el lanzamisiles de Toyota explote. El local queda en sobrecogedor silencio hasta que Larry, herido y apoyándose en Red, entra por la puerta y les cuenta lo que ha ocurrido fuera del bar. Blues no sabe que es lo más increible, si la hazaña del Sinrostro al acabar prácticamente él solito con el ejercito que les asediaba o el que siga vivo (aunque inconsciente) tras la brutal deflagración. No le extraña que Larry vaya a cargar con todos los gastos médicos que requiera el enmascarado portero. Aun le sale barato.
-Si no les molesta, y dado que ya está todo resuelto, me gustaría ofrecerles mi ayuda en el interrogatorio de este interesante sujeto. -Blues se gira al oír la voz de Marte a su espalda y lo encuentra al lado del hombre de Toyota al que tenían ya atado a una silla.
-No veo que información vas a poder conseguir tú que no puedan sacarle mis hombres con un par de barras de metal... -Objeta ella.
-Tampoco pierden nada por probar, ¿No? -Responde Marte mientras acaricia distraidamente la mejilla del prisionero con su mano enguantada.- A ver, Bobby -Dice, girándose hacia él- Las cosas están así: O cuentas a estos muchachos todo lo que quieran saber, o vamos a hacerte a ti lo que tú les hiciste a tu prima Libby y su amiguita a la orilla de aquel lago. -Blues observa como la tez de Bobby palidece y no duda de que, sea lo que sea lo que ese hombre les hizo a esas dos chicas, se merece todo lo que pueda pasarle a partir de ahora.
-¡Pues claro que se lo voy a contar, joder! ¡Pero porque da igual! ¡No podeis hacer nada! Y tu... ¿Te crees que me das miedo, con tus putos juegos mentales? ¿En serio crees que eres el único puto jodementes que hay en la ciudad? -Espeta Bobby.
Blues se queda anonadada al ver por primera vez una expresión en la siempre inmutable cara de Marte. Una sonrisa de oreja a oreja cruza sus facciones. Se alegra de que no lo haga a menudo, hay demasiadas cosas mal en esa sonrisa. Para empezar, parece como si le hubiesen explicado como se hace, o lo hubiese leído en un libro, pero nunca hubiese visto un ejemplo practico. La sonrisa empieza y acaba en sus labios, pero sus ojos siguen fríos como el hielo. Además, su boca se abre demasiado y hace que parezca que tiene demasiados dientes. Se dice a si misma que debe tener mucho cuidado con este tipo. Es mucho más peligroso de lo que había supuesto en un principio.
-Eso es exactamente lo que creía, si. -Dice Marte en un tono tranquilizador que seguramente funcionaria mejor si el rehén no pudiera verle los ojos.- Así que, ¿Por que no me saca de mi error y me cuenta todo cuanto sepa sobre otros psíquicos en la ciudad?
-Solo se que desde que "La chica de John" llegó, las cosas han cambiado mucho en Vieja Orleans. Ahora el jefe controla la mayoría de los locales. -Contesta Bobby.
-¿Quién es John? -Intercede Blues.
-¿Quién? -Pregunta Bobby ,confundido.
-Es igual. -Corta Marte.- Dinos por qué, si tan fácil le ha sido a Toyota hacerse con el resto de locales pacíficamente, ha tenido que tratar de tomar este por la fuerza.
-No tengo ni puta idea. Y no creo que podáis sacarme nada más que os sea útil. -Contesta Bobby ganando confianza por momentos.- Si vuelvo con Toyota creerá que le he traicionado y me matará, así que ya no podéis hacerme nada peor...
-¿Te apuestas algo? -Dice Blues mientras desliza su machete por el cuello del sicario de Toyota.
Al final resulta que si que podían sacarle algo más. El numero de tropas de Toyota, su distribución y guardias, el armamento de que disponen y qué locales ha conseguido ya gracias a "La chica de John", aparte de la confesión entre sollozos de una cruel y mezquina violación a dos niñas de apenas ocho años. Y un par de dientes de regalo.
-Bueno, ¿Y ahora qué hacemos con él, jefa? -Pregunta Bocachancla una vez queda claro que el interrogatorio ha llegado a su fin.
-¡Joder, pues rematadlo, coño, que parece que tengo que deciroslo todo! -Contesta ella, un poco molesta con su subordinado por hacerle quedar mal ante Marte.
-¿Puedo ofrecerles una alternativa más higiénica, señorita Blues? -Inquiere el psíquico, alzando un dedo para llamar su atención como si de un alumno de primaria se tratase.
-A ver. ¿Que barrabasada se te ha ocurrido, cariño? -Blues no puede evitar el deje de admiración en su tono. El pequeño bastardo está comenzando a labrarse su respeto.
-¿Por que no se lo devolvemos a Toyota? Al fin y al cabo, como el propio Bobby nos ha indicado, lo más probable es que él mismo nos haga el trabajo sucio... -Responde Marte, mientras observa atentamente la expresión de puro terror en la cara de su rehén.
-Si, pero ¿Como pretendes hacerlo? Dudo mucho que este tío sea tan gilipollas como para volver él solito -Objeta Blues. Le gusta la idea, es elegante y sencilla. Pero inviable.
-Parece que aun no confía usted en mis habilidades... No se si sentirme ofendido. -Marte se ajusta el extraño guante azul mientras vuelve a acercarse a Bobby, quien echa la cabeza hacia atrás en un futil esfuerzo por alejarse de su contacto. Mientras le sujeta firmemente con la mano enguantada por la base del cráneo, acerca los labios a la oreja del aterrado prisionero y susurra algo que Blues no llega a oír. Bobby pone los ojos en blanco y una gota de sangre asoma por su nariz. Acto seguido, Marte corta las ataduras que le sujetaban a la silla y el aturdido secuaz de Toyota se pone en pie sin acusar las múltiples lesiones sufridas durante el interrogatorio para, a continuación, avanzar como un zombie hacia la salida de "La teta". Blues nota como sus hombres miran a Marte con aprensión, manteniendo las distancias (especialmente White Power) mientras Bobby se pierde tras el marco de la puerta, caminando hacia una muerte segura por su propio pie. Pero por la voluntad de otro.
-¿Estás seguro de que ha sido una buena idea? -Pregunta Blues, ya fuera del bar, mientras recorren juntos el camino de grava que lleva a la entrada de Nueva Orleans.
-A un nivel meramente táctico, probablemente no -Contesta Marte, mientras arrastra tras de si su sempiterna maleta.- Pero siendo la primera vez que oigo hablar de alguien como yo, me pareció de mala educación no presentarme... Por cierto, al final nadie me ha indicado un lugar donde poder alquilar una habitación.
-Puedes venirte con nosotros. -Interrumpe Blues. Pese a que ha vislumbrado un lado oscuro en el ridículo hombrecillo, no puede evitar sentir cierta simpatía por él. Y además, les puede ser muy útil alguien con sus "habilidades".- Hemos ocupado ese edificio.- Señala el bloque de apartamentos semi-derruido al lado de "La teta".
-Si no les es mucha molestia... -Apunta tímidamente Marte.
-¡Pues claro que no! -Lo tranquiliza ella, desenfadada.- Siempre y cuando no uses tus trucos mentales conmigo, claro.
-No puede prometer nada. -Contesta Marte. Blues aun se está riendo de lo que considera un chiste mientras entran a su guarida. No tardará en abrir los ojos...
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...Cuando vuelve en si apenas han pasado unos instantes, pero se encuentra ya en pie, Marte la observa semidesnudo desde el suelo, secándose la sangre de su ceja partida con el trozo de camisa que antes le sirviera de mordaza. Ve como la motorista levanta la mano para secarse las lagrimas pero detiene el gesto a medio camino al ver los mechones de pelo rubio agarrados en su puño y la aparta bruscamente. Marte casi puede saborear el momento exacto en que la culpa y el arrepentimiento hacen acto de presencia por su expresión. Solo por ver ese cambio en su mirada ya ha valido la pena manipularla.
-Toma, me parece que a ti te hace más falta. -Le dice, ofreciendole el improvisado pañuelo manchado de sangre. Ella lo aparta, furibunda (Marte nota como tiene que contenerse para no pegarle). Seguramente crea que se está burlando de ella. Y lo raro es que, si bien es algo que haría en circunstancias normales, en esta ocasión ni se le ha pasado por la cabeza.
Recuerda que cuando entraron a esta habitación (ella con el único propósito de adecentarla un poco para que él pudiera dormir ahí) después de la fiesta de celebración con su banda de moteros, le pareció el momento perfecto para liberar el autentico yo de Blues. Puede que fuese demasiado pronto, pero llevaba esperando esto desde que sintió su presencia en el Maelstrom por primera vez, y no sabia si volvería a pillarla tan desprotegida.
Marte ha hecho esto antes. Lo ha hecho muchas veces, y con la practica, lo ha perfeccionado. Sabe exactamente que teclas tocar para liberar por completo a una persona. Por eso le extraña tanto el comportamiento de Blues cuando la liberó de sus cadenas. Seguro que ella cree haber sido salvaje y brutal, y se sentirá asqueada por lo que ha hecho ahora que ha recobrado el control, pero para él ha sido algo casi tierno. Ni siquiera ha tenido que utilizar las contramedidas. Puede que esta sea la idea que tiene ella de una violación, pero es lo más cercano a hacer el amor que Marte ha experimentado jamás. Nunca nadie ha sido tan inocente cuando se le ha dado el regalo de poder actuar libremente sin pensar en las consecuencias. Se pregunta si es esa inocencia interior que ha percibido durante el contacto carnal lo que le ha atraído hacia ella, y si ese es el caso, ¿Para que?, ¿Para protegerla?, ¿O para corromperla? Lo que sí tiene claro es que si sus hombres se enterasen de la personalidad que Blues oculta tras la capa de violencia y sensualidad que les muestra, los "Sons of Davidson" no tardarían en tener un nuevo líder.
Está abstraido en estos pensamientos cuando se abre la puerta de la habitación y un sorprendido White asoma la cabeza.
-Jefa... ¿Va todo bien? -Pregunta titubeante. Por la mirada que le lanza a Marte, este deduce que el lugarteniente debe ir detrás de su querida "jefa" desde hace bastante tiempo. Se pregunta, divertido, que idea se habrá hecho White al ver la dantesca escena: La líder de su Banda apenas vestida llorando a lagrima viva y con los nudillos despellejados, el escuálido forastero tirado en el suelo sangrando por varias heridas y con la ropa hecha jirones, los muebles destrozados... Se dice a si mismo que más le vale tener vigilado a este sujeto si quiere evitar problemas en un futuro cercano.
-Si... Si, White... todo va bien. Tranquilo. -Responde Blues, con voz entrecortada mientras se restriega las lagrimas con las palmas de las manos. Le cuesta un poco más convencerle, pero finalmente el enorme negro abandona la habitación a regañadientes cuando ella comienza a gritarle.
Blues acaba de vestirse sin decir nada. Marte la contempla en completo silencio. Está tentado de decir algo para relajar la tensión, pero algo le dice que solo conseguiría empeorar las cosas, y aunque es algo que también le gustaría ver, decide dejarlo estar por el momento. Finalmente Blues sale de la habitación sin dirigirle ni tan siquiera una mirada y Marte se queda a solas con sus pensamientos. Al poco rato oye como comienza lo que parece una pelea de taberna en el piso de abajo y, viendo que le va a ser imposible pegar ojo, se sienta en la postura del loto e intenta dejar la mente en blanco para conectar con el Maesltrom. No siempre lo consigue, pero quizás esta noche tenga suerte...