2/18/2016

Apocalypse World. Preludio

Bueno, gente, parece que retomo el blog, aunque de momento no para publicar tiras o dibujos, pero oye! Menos da una piedra, no? El caso es que recientemente hemos comenzado una campaña de rol de "Apocalipse world" que nos está masterizando el bueno de Piteas, y me he enamorado del juego a primera vista. Otro día si eso ya explicaré sus bondades y por que me ha gustado tanto. Y me ha picado el gusanillo de volver a escribir... en este caso las peripecias de nuestro peculiar grupete de tarados supervivientes en mitad de un mundo postapocaliptico. Así que mientras me dure el ímpetu, tendréis por aquí una serie de entradas narrando dichas peripecias. Os aseguro que esta vez voy a intentar encarecidamente mantener una cierta asiduidad, y como muestra de buenas intenciones he de decir que ya llevo escritos dos capítulos y medio más (Y bastante más extensos que este preludio, que al fin y al cabo no es si no la escena introductoria de mi propio personaje). Espero que os guste y sentíos libres de hacer cualquier critica (a ser posible constructiva) que se os ocurra, que de momento todavía me siento bastante acartonado.

Haciendo caso de la recomendación de Piteas en los comentarios, os dejo la banda sonora apropiada al capitulo, para crear ambiente:





Preludio

La carretera se extiende hasta donde alcanza la vista, partiendo el desierto por la mitad. El sol, homicida implacable desde la catástrofe mundial, cae con la fuerza de un dios furioso. Una bandada de buitres mutados sobrevuelan a los dos hombres que mantienen su ultima conversación en el desolado escenario. Intuyen que pronto podrán darse un festín.

-Por favor... -Suplica el hombre de la camisa manchada de rojo con un hilo de voz. Trata de incorporarse para alcanzar la cantimplora que sostiene su antiguo compañero.- Solo un poco... Puedo conseguirlo... Cof, cofff, cofff! -La tos le obliga a doblarse sobre si mismo y vuelve a caer al suelo. Lagrimas de rabia y frustración comienzan a brotar de las comisuras de sus ojos. Rabia por no haber visto lo obvio hasta ahora. Frustración por no tener ya los medios para matar a ese bastardo.

-No deberías llorar, Júniper. -Dice el hombre de negro, mientras mete la cantimplora en la vieja maleta que lleva rato organizando metódicamente.- Lo ultimo que te hace falta en estos momentos es perder más liquido. - Finalmente cierra la maleta y se yergue, pero sigue sin mirar al maltrecho perdedor que  le ha acompañado los últimos tres meses. En su lugar observa la interminable carretera que prosigue hacia el oeste. A través de los cristales tintados de sus gafas de sol el desierto parece empapado en sangre. Sabe que no mucho más adelante le aguarda su destino. Ella le ha estado guiando como un faro durante las ultimas semanas a través del Maelstrom.

-¡Joder, tío! ¡Solo te pido un puto trago de agua! -Las palabras de Júniper sobresaltan al hombre de negro. Es una sensación extraña. Nadie suele pillarle nunca desprevenido, pero estaba distraído, y sinceramente, no esperaba que el pobre diablo conservase aún energía suficiente para gritar. - ¿No me vas a dar ni eso? ¿Después de todo lo que hemos pasado juntos? -Su voz va perdiendo fuerza poco a poco hasta volver a ser poco más que un susurro.

-Júniper, querido amigo... No hagas esto más difícil de lo que ya es. Sabes que estás acabado y que esa agua ya no va a servirte de nada. - Dice el hombre de negro sin alzar la voz. El tono es cortés, pero frío como el acero. Mientras recoge su maleta y se cala el bombín, observa con curiosidad como el primer buitre se posa a escasos metros de Júniper. Se pregunta cuanto tiempo tardará el carroñero en reunir valor para dar el primer bocado. Parte de el desea quedarse para comprobarlo, pero... Tempus fugit. Finalmente clava sus descoloridos ojos en el pobre imbécil - Sería un desperdicio muy estúpido por mi parte, ¿No crees? No. No te daré un trago de agua, pero quiero que sepas que has sido un socio moderadamente competente, y que, sinceramente, me siento fatal por la forma tan trágica en que me veo obligado a poner punto final a nuestra empresa.

El moribundo mantiene la fría mirada del que fuera su socio con la calma que da saber que ya no hay nada que pueda hacer por cambiar su destino. Oye el aleteo del segundo buitre al posarse fuera de su campo visual y ve por el rabillo del ojo que el primero está ya peligrosamente cerca. Reuniendo las escasas fuerzas que le quedan escupe una flema sanguinolenta que, lejos de llegar a su objetivo, cae sobre su propia camisa, ya completamente empapada de sangre.

-Eres un hijo de puta, Marte.- Estas palabras, apenas audibles, serán las ultimas que pronuncie Júniper Hernsworth. Marte Jones se toca el ala del bombín a modo de despedida y enfila la carretera sin echar la vista atrás, acompañado únicamente por el constante ronroneo de las ruedas de su maleta. No pasa mucho tiempo hasta que comienza a oír los gritos a su espalda...


1 comentario:

Piteas dijo...

Muy muy muy chulo. Sabes perfectamente que Marte me ha encantado (y tengo ganas de ver adonde nos lleva).

BSO recomendada - https://m.youtube.com/watch?v=IQ1KxzbJIq0